A propósito del joven asesinado en La carlota

Momento en que es asesinado David Vallenilla por la GNB

Hace más de medio siglo tumbamos a Pérez Jiménez porque, entre otras cosas, el sujeto tenía la desagradable costumbre de fusilar adversarios. Lo tumbamos para cambiar, dijimos. Ahora, cambiadísimos, banalizamos los fusilamientos, y decimos muy tranquilos "es que el encapuchado estaba irrespetando la ley, venía bastante violento asediando con su piedra en la mano, su lucha sólo es política" Esto porque cuando nosotros fuimos a sacar a Pérez Jiménez, solicitamos, con prudente anticipación, permiso de entrada a los militares del presidente, no vaya a ser que él y ellos mismos se fuesen a incomodar. Llegamos aquella vez sujetando con nuestras manos los ramos de flores y caramelos llevados en señal de agradecimiento y paz, sobre todo paz. Recuerdo, además, que por aquellos días los ciudadanos comunes, incluso los muchos que apoyaban al dictador, transitaban con sutil normalidad sin advertir nuestro paso. Pero, por si todo esto fuese poco, hoy también hacemos gala de nuestra pícara capacidad creativa matizando: "técnicamente eso no es un fusilamiento, a mí me parece más un choque fortuito, claramente se observa cómo el inusual hombre armado se defendía de la arremetida de la piedra del encapuchado, a mí eso me parece terrorismo, sólo le falta la bomba, el uniforme, el fusil, el manifiesto y el terrorista, está muy claro" Y mientras banalizamos, matizamos y debatimos siguen cayendo seres humanos en las calles, muy a la vista de todos hasta que, tan distintos como ahora somos, reconstruyamos la rotunda.


Nota: Escrito el 24 de Junio de 2017. Como una predicción dolorosa, un mes después convirtieron el Helicoide en la rotunda.

 © JorgeRGalán 2017

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